¿Quién fue Damaso Figueredo?
Damaso Figueredo fue un cantante, compositor y coplero de música folclórica. Nació el 27 de marzo de 1939 en el estado Guárico, Venezuela, y fallecio el 26 de agosto de 1992.
Niñez, Juventud y Vida Familiar
Hijo de Doña María Nicomedes Figueredo y José Antonio Robles. Desde muy pequeño fue un niño muy amado y tomado en cuenta por su familia. Se crio en un pueblito llamado Guardatinajas. Años después comenzó a imitar el canto, los tañidos y las distintas voces del monte, ese tan amado y tomado de sorpresa con su increíble voz.
Dámaso pudo decir –como lo dijo- que era hijo de la tarde, porque de ella venía, como en el poema de Vicente Gerbasi, venido de la noche. Viene desde La Atahona, con la fresca conversa de Gregorio Jiménez, Ignacio Parra y otros agricultores que hicieron horas sobre el surco, bajo sol inclemente de Guárico. Pero faltaba mucha historia para encontrarlo en Aragua. Faltaba mucho oírlo cantar con ese dejo mesurado, alejado de abusos contra su campesina tenencia, para decir desde la desnudez de su origen: “Viene cayendo la tarde en Guardatinajas”, y despedirse y hacerse leyenda en esquinas y madrugadas, en su veguera insistencia.
Trayectoria y Legado
Luego de vivir durante años en su pueblo, se mudó a la ciudad de Maracay en Venezuela, porque según él ya no era lo mismo por culpa de los politiqueros y más avispados.
El camino de Dámaso Figueredo se leía en la puerta de entrada a su pueblo Guardatinajas: “La soga que se revienta corriendo mismo se empata”, la metaforización de un silencio que tiene continuidad en cada verso que se oye por allí, desgaritado en plena sabana, como buscando gente, como buscando el río.
Después de su muerte
Años después, su amigo el músico Telésforo Naranjo, integrante del Cuarteto, lo oyó cantar a las orillas del río. Telésforo se encontraba de pesca con unos amigos cuando de pronto escucho los rasgueos de un cuatro y la voz de Dámaso entre los mogotales. Llevado por la curiosidad, Naranjo se internó en el monte y encontró a Dámaso sentado, recostado de un árbol, cantando.
“Me quedé tieso, pero tuve la osadía de acercarme y saludarlo”. Entonces Dámaso se levantó y saludó al inoportuno. De la misma estatura, bastante moreno, el hombre se acercó al otro y le aclaró: -Yo soy José Figueredo. Sí, hermano de Dámaso”. Entonces se armó la fiesta, tomaron y pescaron juntos en medio de las canciones de Dámaso.