Biografía de Las Chicas del Can
Las Chicas del Can, también conocidas como
"Las Chican", son una agrupación merenguera
originaria de República Dominicana. Fue fundada en 1981 por la
cantante y pianista dominicana Belkis Concepción, en alianza con el
famoso merenguero
Wilfrido Vargas.
Este talentoso músico y empresario, se desempeñaría también durante
muchos años como asesor musical de la banda.
Una de las características que inicialmente causó más impacto, fue
la conformación como un grupo musical de mujeres. Fue el primer
cojunto de merengue, exclusivamente femenino, de República
Dominicana.
La banda tuvo su época dorada entre los ochenta y noventa, aunque
en esos años vivió dos etapas. Entonces estaba apadrinada por
Wilfrido Vargas. Durante ese período, varios de sus temas se
convirtieron en hits. Hicieron bailar a millones de aficionados al
merengue dominicano, en todo el mundo.
Canciones como
"Ta' pillao", "Pepe", "Juana la cubana" y
"Pegando fiebre", son parte de esos temas tan exitosos.
Pero también, entre otros,
"El negro no puede", "La media
María", "Sukaína" y
"Las pequeñas cosas".
Rompiendo esquemas, sentaron precedente. Triunfaron. Y sirvieron de
inspiración. Fueron modelo para muchas bandas femeninas de música
latina bailable.
No puede negarse que muchos de sus hits fueron compuestos por un
hombre, quien además fue su tutor. Sin embargo, el mayor mérito fue
de ellas, Las Chicas del Can.
Actualmente hay dos orquestas que, disputándose el nombre, están
explotando la marca. Una está asentada República Dominicana y la
otra en Venezuela. En total, son varias generaciones de muchachas
las que, en cuatro décadas, han pasado por Las Chicas del Can.
En 2021, la agrupación venezolana ofreció un concierto virtual. Fue
con motivo de la celebración del cuadragésimo aniversario de la
fundación de la banda, originaria de la tierra quisqueyana.
Significado del nombre
Las Chicas del Can llevan un seudónimo que alude a la juventud de
sus integrantes, más el sustantivo can. En República Dominicana,
can significa fiesta, es decir, Las Chicas de la Fiesta. Nada más
apropiado para una banda que transmite tanta alegría y pone a
bailar a la gente. El nombre fue idea del locutor dominicano y
presentador de televisión, Yaqui Núñez del Risco.
Inicios de Las Chicas del Can en la Música
Las Chicas del Can surgieron de una agrupación musical, creada en
1976, bajo el liderazgo de Belkis Concepción. Ese año, esta
cantante y pianista dominicana había reunido a un grupo de chicas.
Con ellas formó un conjunto de música bailable.
Conformada por músicas y vocalistas, la banda salió a la palestra
musical con el nombre de Las Muchachas.
Cinco años después, la cantante se alió con el empresario artístico
y también músico dominicano, Wilfrido Vargas. Formalizado el grupo
a finales de 1981, pasaron a llamarse Las Chicas del Can. El nombre
se los dio el conocido comunicador y presentador de TV, Yaqui Núñez
del Risco.
Se convirtieron entonces en la primera orquesta de merengue,
integrada en su totalidad por mujeres. Bajo la tutela de Wilfrido
Vargas, en 1982 empezaron a trabajar oficialmente con el nombre de
Las Chicas del Can. Quizás sea por eso algunos digan que este fue
el año en que la banda se fundó.
Género musical
Las Chicas del Can comenzaron interpretando merengue dominicano.
Mucho después, ampliarían su propuesta, cantando también otros
géneros de música caribeña bailable.
Trayectoria y Legado
Las Chicas del Can han pasado, como muchas agrupaciones musicales,
por diferentes etapas. Difícil es que una orquesta, de más de
veinte integrantes, mantenga su formación por mucho tiempo. En el
caso de estas dominicanas, los cambios empezaron desde los primeros
años.
A lo largo de su historia en la escena musical, numerosas
vocalistas y ejecutantes han pasado, alternativamente, por la
banda. Una constante ha sido el número del frente: cinco cantantes,
aunque diferentes.
La mayor parte de las integrantes de la banda original, eran
adolescentes. Las siguientes palabras son de Eunice Betances, quien
en una oportunidad se refirió a este asunto de la edad.
"La mayoría de las chicas se iniciaron en el grupo a los 12 años.
Este grupo contaba con chicas de 12 a 17 años, quienes viajaban con
cartas firmadas por sus padres".
El que todas fueran mujeres tan jovencitas, no siempre fue una
ventaja. Significó enfrentar y vencer muchas rivalidades imperantes
en el mercado musical, en especial el machismo.
"En nuestros primeros años, principalmente, las orquestas
masculinas se negaban a aceptar que mujeres tan frágiles, tan
femeninas, tocaran instrumentos como la trompeta, el trombón, la
tumbadora, la batería", dijo Eunice Betances. Agregando lo
siguiente.
"Recibimos cierto rechazo de ese sector masculino. Incluso, en
nuestro país se decía que estas muchachas no iban a llegar a
ninguna parte por el hecho de ser todas tan jóvenes".
Todos esos inconvenientes no evitaron la construcción de una
carrera musical, que tuvo más de quince años de triunfos. Con su
novedosa orquesta de merengue, integrada solo por mujeres, lograron
un éxito enorme. Su propuesta bailable, grácil y fresca, caló en
muchísimos aficionados merengueros de todo el mundo.
Las Chicas del Can vivieron su época dorada en los ochenta y
noventa. Este proyecto musical, promovido y tutelado por el exitoso
empresario y músico dominicano, Wilfrido Vargas, fue muy bien
concebido. La idea original fue de la cantante, teclista y
pianista, también dominicana, Belkis Concepción.
El proyecto cobró gran impulso porque fue desarrollado cuando el
merengue dominicano tenía mucho auge en la escena internacional. En
ese tiempo era uno los géneros de música tropical bailable, más
solicitados en toda Hispanoamérica.
En su performance en vivo, las muchachas cautivaban al público con
una propuesta bailable, llena de chispeante energía. Aparecían en
el escenario bailando y tocando los instrumentos musicales típicos
de una orquesta de merengue. Resultaba gracioso ver a chicas
trompetistas o trombonistas, por ejemplo, moviéndose libremente al
tiempo que tocaban. Armaban una verdadera y contagiosa gozadera,
que el público disfrutaba al máximo.
Reseñar la trayectoria musical de Las Chicas del Can implica,
necesariamente, dividir su larga historia de cuatro décadas. Hay
que poner el foco en sus años dorados. Sin embargo, se debe hacer
alguna referencia a sus intentos por mantenerse en actividad.
Incluso, hay que comentar sobre las dos orquestas que, disputándose
el nombre, están hoy en la escena musical. Una está ubicada en
República Dominicana y la otra en Venezuela. Eso da una idea del
gran impacto que causó esta agrupación en la industria de la
música.
Durante esas dos décadas de oro, Las Chicas del Can produjeron
todos sus éxitos. Lo que siguió después fueron intentos por
aprovechar el nombre de un grupo muy famoso.
En esos años ochenta y noventa, las muchachas emprendieron
numerosas giras internacionales de conciertos. Se presentaron en
toda Hispanoamérica, en especial en países como Venezuela,
Guatemala, Costa Rica, Colombia y Perú. En Europa actuaron en
España, Holanda, Francia, Italia y hasta en Finlandia. Incluso
llegaron al continente asiático, con shows en Japón.
Mucho tiempo después, en 2016, figurarían en el ranking elaborado
por E! Entertainment Television, una cadena televisiva
estadounidense. Las Chicas del Can quedaron en el puesto catorce,
entre los veinticinco grupos musicales femeninos más influyentes de
la historia.
Una mirada a la labor discográfica de la orquesta, durante los
ochenta, puede resumirse de la manera siguiente. Seis álbumes de
estudio, de los cuales los primeros dos estuvieron bajo la
dirección de Belkis Concepción.
"Belkis y Las Chicán" es el nombre del disco debut de la
banda, lanzado en 1982. Tuvo el apoyo de Karen Records, un sello
discográfico estadounidense de música latina, asentado en Miami,
Florida.
Poco tiempo después se unieron varias cantantes, que dieron
refuerzo vocal a la banda. Entre ellas, Eunice Betances y Verónica
Medina. Figuran entre las vocalistas más destacadas del grupo.
También ingresaron otras chicas, pero en el área de
instrumentos.
Dos años después, estrenaron un disco con un nombre similar,
"Belkis Concepción y Las Chicas del Can". Este segundo
álbum contiene diez canciones, todas de la autoría de Wilfrido
Vargas.
De ese trabajo salieron temas como
"La media María" y
"Yo sé lo que quiero el negro". Se convirtieron en grandes
hits y, todavía hoy, son parte de las canciones más recordadas del
grupo.
"Que gobiernen las mujeres", "Ron pa' to' el mundo"
y
"El higuerón", también fueron canciones muy sonadas.
Ese mismo año 1984, la directora fundadora tuvo que alejarse de la
agrupación. Serios problemas de salud la obligaron a guardar cama.
Eso generó controversias, porque la orquesta no estaba registrada a
su nombre. A mediados del año siguiente, Belkis Concepción expresó
su reclamo de esta manera.
"Me dieron un golpe de Estado mientras estuve en cama, eso también
fue algo que me afectó mucho, porque ese nombre me lo dio Yaqui
Núñez, pero como no la había registrado a mi nombre, Wilfrido se lo
llevó con todo y las integrantes del grupo. A pesar de eso, Vargas
y yo nos llevamos bien". Posteriormente, se desligó de todos los
compromisos con el conocido merenguero.
En los años posteriores, la banda trabajaría bajo las directrices
de Wilfrido Vargas y su empresa. Miriam Cruz, de catorce años, pasó
de corista al frente, en sustitución de Belkys Concepción.
Las Chicas del Can publicaron en 1985 su tercer álbum de estudio. A
esas alturas, algunas vocalistas y músicas instrumentistas habían
dejado la banda, pero fueron reemplazadas con éxito. El disco salió
con el nombre de
"Chicán", con respaldo de Karen
Records.
De los diez merengues dominicanos que contiene el álbum, dos fueron
especialmente exitosos.
"Ta' Pillao" y
"Las pequeñas
cosas", pasaron a ser canciones representativas de la
propuesta musical de la banda. De ese disco, temas como
"Besos
callejeros", "Son mentiras", "La divorciada" y
"Quiero que
vuelvas", también gustaron mucho.
Otros cuatro L.P vieron la luz en los ochenta. El grupo contaba
entonces con una nueva pianista y con diferente disquera.
El álbum
"Pegando fuego" salió en 1986 con el sello
Sonotone Records, de la ciudad de Miami. De este proyecto musical
de nueve piezas, dos resultaron grandes éxitos. La canción que da
nombre al disco y el tema
"Fiebre".
"Mi general" es un álbum que la agrupación lanzó en 1987
con el sello Sonotone Records. De las diez canciones, cinco son de
la autoría de Wilfrido Vargas. Fueron, además del tema homónimo,
"Así es que mi papi me quiere", "Insignificante", "Cómeme"
y
"Como un milagro".
En 1988, Las Chicas del Can grabaron un álbum que les daría un
éxito sin precedentes. Llevó por título
"Caribe" y contó
con el respaldo del sello discográfico, Sonotone Records. De las
once canciones del disco, tres destacaron especialmente.
"Pepe" y
"el Negro no puede", fueron dos de
ellas. La otra amerita párrafos aparte.
Salió con el nombre de
"Juana la cubana" y se convirtió en
un temazo. Es una de esas piezas musicales que consiguen un
triunfo, que parece "mágico". Esta canción no solo puso a la gente
a bailar. Además, mostró las potencialidades de un instrumento
musical desconocido por muchos, la güira.
La canción versa sobre una morena 'candela pura', "cuyos
movimientos al bailar hacían a todos sudar". Es un tributo a la
famosa cantante cubana, Juana Bacallao.
El año siguiente del lanzamiento,
"Juana la cubana" fue un
boom en Perú. En ese país suramericano, muchas radioemisoras la
consideraron la Mejor Del Año. En Venezuela también fue un gran
éxito comercial, consiguió disco de oro por el volumen de
ventas.
Un gran conocedor de la música latina parece haber resumido, como
nadie, el alcance de esta versión merenguera. Llegó a decir que
"'Juana la cubana' fue uno de los momentos más
emocionantes del merengue". Son palabras del periodista
puertorriqueño Ed Morales, como respuesta al espectacular resultado
de ese tema.
La extraordinaria merenguera Miriam Cruz, era 'Juana la cubana'.
Sin embargo, el público comenzó a llamar así a Teresa Domínguez,
quien interpretaba la güira. Fue ella quien atraía miradas con su
bamboleante baile y sus hermosas piernas. "Dejen espacio, dejen
espacio"… decía de manera jocosa esta güirera.
"Juana la cubana" es una canción original del mexicano
Rodolfo "Fito" Olivares. Compuesta en género cumbia, la estrenó en
1986. Ese año, durante el campeonato mundial de fútbol realizado en
el país azteca, esta cumbia se hizo popular.
Juana la cubana no es un personaje ficticio. La canción es un
homenaje a Neris Amelia Martínez Salazar, una cantante cubana
apodada Juana Bacallao. Nació en 1925, todavía vive y hasta hace
pocos años mantenía su activad artística.
La canción
"Juana la cubana" le dio un gran impulso al
disco que la contiene,
"Caribe". Se convirtió en uno de
los trabajos discográficos más reconocidos, en toda la carrera
musical de Las Chicas del Can.
Primera crisis y segunda década de éxitos
Muy poca gente hubiera podido imaginar que, con un triunfo tan
grande, la banda podía caer tan pronto. Hacia finales de la década
de los ochenta, la agrupación experimentaba constantes cambios en
su alineación. Tres discos fueron lanzados entre 1989 y 1991, pero
sin el éxito de los anteriores.
En 1992, la agrupación experimentó el cambio más numeroso en su
alineación, hasta entonces. La mayoría de las integrantes se
marcharon. Siguieron a la exitosa vocalista Miriam Cruz, quien
decidió formar otra agrupación.
Ese mismo año, Las Chicas del Can entraron en una nueva etapa. Con
el ingreso de exponentes también muy talentosas, la agrupación
logró salir adelante. En el frente estaban Grissel Báez, Janni
Viloria, Michell Flores y Aracelys Ferreira. Luego se les uniría
Florángel del Villar. También entraron ocho muchachas más.
Un dato curioso de esta nueva alineación, fue el ingreso de tres
chicos. Fueron ellos, Lorenzo Castillo, Julio Cheaz y Roberto
Suriel. Por primera vez cambiaba la estructura original de la
agrupación, más no el concepto. Seguían siendo Las Chicas del
Can.
Este nuevo grupo tiene el mérito de haber sabido recoger el
testigo. Mantuvieron el legado y aportaron nuevos triunfos. Durante
el resto de esos años noventa, lanzaron cinco discos de estudio y
tres recopilatorios.
Luego de esa reestructuración, estrenaron cuatro álbumes con
canciones y sencillos que se convirtieron en hits. Dos de esos
discos,
"Explosivo" y
"Platino", fueron
publicados con TH-Rodven Records en 1992 y 1994, respectivamente.
Otro disco de 1994 fue titulado
"Botando chispas".
Produjeron grandes éxitos. Un nuevo disco de estudio, titulado
"Derramando sueños", fue lanzado en 1996.
Después de conseguir varios hits durante esta nueva etapa, se
hicieron llamar Las Monumentales Chicas del Can. Y no era para
menos. Un tema como
"Celoso", por ejemplo, consiguió dos
discos de oro y uno de platino.
A los álbumes mencionados pertenecen también temas muy exitosos,
como los siguientes.
"Voy pa' lla","Hacer el amor con otro",
"Mi gobernador", "Vuelve", "Sin compromiso", "Botando chispa"
y
"Amigo travieso". Asimismo, entre otros,
"Explosivo", "La pasola", "Asesino sin matar", "Te lo doy", "Te
quiero ver" y
"Dame una noche".
La versión que hicieron Las Monumentales del tema
"Juana la
cubana", fue también tremendamente exitosa. En esta ocasión,
el performance fue apuntalado por el baile y el carisma de una
trompetista llamada Jadys Ramírez. Cuando esta se marchó de la
banda, fue sustituida acertadamente por la trompetista
costarricense, Ana Lucía Retana Saavedra.
En esta segunda etapa, Las Chicas del Can también se presentaron
por todo el mundo. Fueron años en los que, igualmente, causaron
furor entre los aficionados al merengue dominicano. Hay que decir
que Wilfrido Vargas seguía siendo el empresario a cargo, además de
asesor musical.
Varios recopilatorios y algunos sencillos salieron en los años
siguientes. Sin embargo, la banda empezó a experimentar nuevamente
cambios en su formación. Entraba así en una nueva crisis.
Esta situación se agravó con la salida de la cantante Michell
Flores, quien se marchó para lanzarse como solista. Para 1998, se
había producido otra desintegración del grupo.
En opinión de algunos críticos, en la primera etapa de la
agrupación estuvieron las integrantes más exitosas de todas. Fueron
ellas, Miriam Cruz, Eunice Betances y Teresa Domínguez.
Intentos por preservar el grupo
En 1999, se reestructuró una vez más la agrupación. Fue un nuevo
esfuerzo por mantener el legado de Las Chicas del Can. Cuatro
jóvenes dominicanas residenciadas en Estados Unidos, en la ciudad
de New York, pasaron al frente de la banda.
Estas nuevas integrantes no lograron "asimilar el espíritu" de la
propuesta musical. No encajaron ni sintonizaron con las canciones.
Ese mismo año, se dio por fracasado este proyecto de reeditar la
banda.
Entonces el grupo pareció entrar en "estado de hibernación". Entró
en una pausa, que resultaría larga. Se intentó romper en los
primeros años del nuevo siglo, con la publicación dos
recopilatorios.
En abril de 2005, Las Chicas del Can empezaron otro camino,
caracterizado más bien por la controversia.
Ese año, Wilfrido Vargas se desprendió de los derechos de la
agrupación. Al parecer, lo hizo en favor del cantante y promotor
artístico venezolano,
Omar Enrique.
Por otro lado, se supo que el empresario y músico dominicano vendió
los derechos a uno de sus connacionales. Este no es otro que el
promotor artístico dominicano, Evelio Herrera.
Esa aparente doble decisión o venta, dio pie a la creación de dos
agrupaciones con el mismo nombre. Una orquesta en Venezuela y otra
en República Dominicana.
En tierra quisqueyana, la agrupación fue promocionada como "nuevas"
Chicas del Can. El proyecto arrancó, pero pronto surgieron
diferentes problemas con las chicas. Adicionalmente, esta tentativa
no gozó del favor del público. Los medios de comunicación también
hicieron críticas adversas. Un fracaso más, en el difícil camino de
reflotar el grupo.
Un decepcionado Evelio Herrera decidió revender los derechos sobre
el nombre de la banda. Lo hizo en mayo de 2009, a favor de Jorge
Luis Báez, hermano de Wilfrido Vargas.
Con la tutela de Jorge Luis Báez, la agrupación resurgió,
conservando su frente musical de cinco cantantes. Una de ellas,
Alina Vargas, es hija de Wilfrido Vargas. En 2011, esta cantante
abandonó la agrupación para incursionar como solista.
Sin embargo, la "nueva" orquesta dominicana ha seguido
adelante.
Las Chicas del Can, made in Venezuela
La propuesta venezolana para explotar la marca, ha tenido
continuidad. Y mayor éxito comercial. Durante más de quince años,
se ha mantenido en la escena musical.
Interpretando las canciones más sonadas de la banda, se ha hecho un
espacio. Intenta mantener vivo el legado del grupo original, sin
dejar de recurrir a las modas musicales.
A pesar de la alta rotación en su alineación, Las Chicas del Can de
Venezuela han estrenado tres discos. Sus versiones de temas
exitosos de la banda original, han sido bien recibidos por muchos
aficionados.
Esta banda, incluso, ha trascendido fronteras. En Perú, por
ejemplo, fue aclamada por su versión de
"Me
emborracharé".
Hay que decir que esta agrupación venezolana ha incorporado géneros
musicales en boga. Manteniendo el merengue dominicano como base, en
algunas de sus canciones fusionan, entre otros ritmos, reguetón y
trap.
A pesar de la alta rotación en sus filas, hay varias integrantes
que se han mantenido desde el comienzo. Entre ellas se encuentran
Mariángel, María Laura, Eymi y Richel.
El sábado 26 de junio de 2021, durante la pandemia por la Covid-19,
la banda ofreció un concierto virtual.
Las Chicas del Can:
Ayer, Hoy y Siempre, fue el nombre del evento. El motivo, la
celebración de los cuarenta años de la agrupación. La trasmisión
comenzó a las siete de la noche, hora de Colombia. La organización
estuvo a cargo de la empresa venezolana GM Show Production. Esta
compañía es, también, la representante artística de la
agrupación.
Hasta ahora, sus presentaciones han sido siempre exitosas. Las
muchachas transmiten energía y mucha alegría, además de demostrar
una excelente calidad vocal, dancística y musical. Su puesta en
escena resulta impecable.
Sin embargo, estas venezolanas carecen de la chispa que tuvieron
las dominicanas de las primeras dos décadas. Ese fulgor y encanto
especial no se siente en este grupo como un todo. Ni en las
vocalistas. Quizás por eso, su propuesta no ha calado en República
Dominicana.
Decimos calar y no llegar porque, habiendo dos agrupaciones con el
mismo seudónimo, existe una fuerte competencia. Las Chicas del Can,
dominicanas, no pueden presentarse con ese nombre en Venezuela.
Tampoco puede hacerlo la agrupación venezolana, en tierra
dominicana, mientras sea apodada igual.
Integrantes
La Chicas del Can han tenido en sus filas a un numerosísimo grupo
de muchachas. Debemos nombrar, al menos, a las fundadoras. Y a las
que estuvieron al frente durante las dos primeras etapas, en los
ochenta y noventa.
Entre 1981 y 1999, Las Chicas del Can tuvieron integrantes como las
siguientes.
Belkys Concepción, directora fundadora y primera pianista, además
de teclista.
Vocalistas: Miriam Cruz, Eunice Betances, Verónica Medina, Aracelys
Ferreira, Grissel Báez, Michell Flores y Florángel del Villar.
Güireras: Teresa Domínguez (Juana la cubana) y Gladys Martínez.
Pianistas: Yanina Quero y Topacio Burgos.
Tamboreras: Sunny Rosa y Jaquelín Cabrera.
Congueras: Iris Montaño, Vilma Fría y Yoselín Peguero.
Bajistas: Romina Lee Rojas, Mery Viloria y Janni Viloria.
Trompetistas: María Acosta, Miriam Peláez, Xiomara Quelix, Jadys
Ramírez, Yanet Rivera y Ana Retana.
Trombonistas: Ana María Cruz Morena, Maribel Abreu, Esperanza Veras
y Nancy Pérez.
Saxofonista: Austria Pérez.
Fueron pioneras del merengue tocado por mujeres. Con gran talento,
bajo la dirección de Belkis Concepción, derribaron un mito. Echaron
por tierra la creencia de que el merengue era un género musical
solo para hombres.
Rompiendo esquemas, sentaron precedente. Triunfaron. Y sirvieron de
inspiración. Fueron modelo para muchas bandas femeninas de música
latina bailable.
Lo que vino después, es historia conocida. Quince años de éxitos
musicales, que pusieron a bailar a millones de aficionados. Todavía
hoy, treinta años más tarde, algunas de sus canciones siguen
gustando. Se siguen bailando. Pasaron a ser clásicos del
merengue.
No puede negarse que muchos de sus hits fueron compuestos por un
hombre, quien además fue su tutor. Sin embargo, el mayor mérito fue
de ellas, Las Chicas del Can.