Biografía de Daniel F
Yo nací -como reza esa hermosa canción de Edson No Recomendable- de un Padre negro y de una --Madre clara, y era muy feliz”… Mi papá era un pardusco zamarro nacido en el departamento de Arequipa. Sus padres, oriundos de Apurimac, criaron a este indócil rapazuelo ke acabó escapándose de su sitio natal hasta llegar a la ciudad de Ica, en la costa peruana. No sé cómo llegó o ké clase de periplo haya realizado este travieso imberbe, pero la aventura escapística y huidiza de Enrique, lo trajo hasta Lima. Estamos hablando de los años 30, en una Lima ke atraía la curiosidad de cientos de peruanos y extranjeros. Una Lima ke era, a decir de los jóvenes documentalistas y octogenarios memoriosos, una agraciada flor al costado del continente sud americano. Mi papá llegó enredado en ese ovillo de la curiosidad y embelesado por todo lo ke se decía de la Lima de ese entonces.
Cuando la Unidad Vecinal terminó de nacer, sus únicos vecinos eran la Av. Colonial (luego llamada Oscar R. Benavides) y anchurosas extensiones de chacras y plantíos. Mi mamá me contaba ke, cuando aún estaba sola, acostumbraba pasar a golpe de tranvía por akella extraña y solitaria agrupación de edificaciones, sin más vecinos ke su soledad y la tarde. Le parecía una isla abandonada vestida de crepúsculo, en medio de una urbe sin ornatos, ke se hundía en una púrpura puesta de sol. Ella me cuenta ke le daba un poco de temor akel nuevo complejo. Pero por esas ironías de la vida, cuando conoció a kien luego sería mi padre, Ysela terminó viviendo en ese novísimo arrecife de blocks, piletas y balcones de medio giro.
Obviando enjundiosos detalles y novelescos pasajes ke no tengo porké describir, les diré ke ya para 1960 la familia estaba compuesta por papá, mamá y mis hermanos Cesar y Ricardo. En la madrugada del 4 de Enero de 1961, Lima cayó sobre mis ojos y “hubo espanto en derredores”. Años después, un 21 de Enero de 1966, aterriza Gustavo Guillermo, el Kimba, dándose por completada la tropa.
Una tropa integral ke comunicaba su armonía en cada conversación, en cada mesa de mediodía, en cada sentarnos a oír música o en el abrazo inmensurable de cada Navidad. Pasamos juntos los terremotos de 1966 y 1970, el golpe militar del General Juan Velasco, la clasificación de Perú a un Mundial de Fútbol, la llegada del hombre a la Luna.
En los 80’s, junto kon mi hermano Kimba, logramos hacer realidad nuestro sueño de hacer una modesta banda de rock n roll. Junto a Leo Escoria y Raúl Montañéz, nos aventuramos en ese confuso magma ke era en akellos días el circuito de rock local. Hicimos discos, dimos mil presentaciones y nos metimos en millones de líos.
Kon mucha suerte y kon mucha terkedad, logré sobrevivir a más de 25 años de trayecto. 25 años de trifulcas, ruido y muchísimas satisfacciones. Por ello me considero, no solo un bendecido, sino también: un sobreviviente. Sobreviví a colegios y maestros, sobreviví a decretos y normas, sobreviví a los disfraces y a los ladridos de las moscas. Sobreviví a 20 años de guerra interna. Sobreviví a las mudanzas, a la Internet, a las despedidas y a los reencuentros, al descenso del Sport Boys y a la desaparición física de seres queridos. Soy un sobreviviente, pero un sobreviviente aún en actividad y con muchas ganas de seguir en la carrera.
Daniel F… sobreviviente involuntario