Biografía de Mercedes Sosa
Mercedes Sosa, cuyo nombre completo era
Haydée Mercedes Sosa Girón, fue una destacada
cantante argentina de música folclórica. Nació en San Miguel de
Tucumán, Argentina, el 9 de julio de 1935, en una familia que
valoraba profundamente la cultura y las tradiciones argentinas.
Falleció en Buenos Aires, Argentina, el 4 de octubre de 2009,
dejando un legado que aún inspira a generaciones de artistas y
amantes de la música. Su legado la ha consagrado como la mayor
exponente del folclore argentino, un reconocimiento que ha
trascendido las fronteras de su país natal.
A lo largo de su vida, Mercedes Sosa dejó una huella imborrable en
la música latinoamericana. Su voz, llena de emotividad y fuerza,
fue considerada por muchos como la voz de América Latina, un
símbolo de identidad y resistencia cultural.
Además de su papel como cantante, Mercedes Sosa fue una figura
fundamental en el movimiento del Nuevo Cancionero, un movimiento
que buscaba revitalizar y promover la música folclórica y popular
de la región. Como una de las exponentes más importantes de la
Nueva Canción Latinoamericana, incursionó en diversos géneros
musicales, incluyendo el tango, el rock y el pop, demostrando su
versatilidad y apertura artística.
Ella misma se definía como "cantora" antes que "cantante". Esta
distinción reflejaba su compromiso con una forma de expresión
musical que iba más allá de la mera interpretación técnica. Según
Facundo Cabral, "cantante
es el que puede y cantor el que debe", una filosofía que Mercedes
adoptó en su carrera y en su vida.
Este ideal quedó evidenciado en los títulos de alg algunos de sus
álbumes, como
"Canciones con fundamento" y
"Yo no
canto por cantar". A través de sus grabaciones, Mercedes Sosa
expresó su convicción de que la música debía tener un propósito y
un contenido profundo, que transmitiera mensajes y valores.
Entre las interpretaciones que la hicieron famosa en el cancionero
latinoamericano se encuentran temas emblemáticos como
"Al
Jardín de la República", "Canción con todos", "Alfonsina y el mar",
"Como la cigarra", "Zamba para no morir", "Solo le pido a Dios",
"La maza", "Todo cambia", "Duerme negrito" y
"Calle
angosta".
Niñez, Juventud y Vida Familiar
Mercedes Sosa nació y creció en una pequeña localidad de Argentina,
en un entorno rural que influiría profundamente en su sensibilidad
musical y su identidad cultural. Desde temprana edad, mostró
interés por la música y el canto, participando en actividades
folclóricas de su comunidad. Su infancia estuvo marcada por la
tradición musical de su región, que le permitió desarrollar un
vínculo profundo con los sonidos y las historias de su país.
A lo largo de su niñez y adolescencia, Mercedes fue adquiriendo
habilidades vocales y musicales, influenciada por las canciones
tradicionales argentinas y latinoamericanas que escuchaba en su
entorno. La pasión por la música folklórica y el compromiso con las
raíces culturales latinoamericanas marcaron su vida temprana,
sentando las bases para su posterior carrera artística.
Inicios de Mercedes Sosa en la Música
Mercedes Sosa inició su camino en la música desde muy joven, siendo
profundamente influenciada por la cultura y las tradiciones de su
región natal, Tucumán, en Argentina. En 1950, su carrera despegó
cuando ganó un concurso de canto organizado por una radio local, lo
que marcó el inicio de su trayectoria artística. Desde esos
primeros pasos, su conexión con el folklore y los mensajes de
compromiso social se convirtieron en elementos característicos de
su estilo. Con una voz única y una capacidad notable para
transmitir emociones, rápidamente se posicionó como una figura
emblemática del género, trascendiendo fronteras y llevando la
música argentina al plano internacional.
Género musical
Mercedes Sosa fue una reconocida cantante argentina, conocida
principalmente por su interpretación de géneros y estilos musicales
tradicionales de Argentina y América Latina. Su género principal
fue la música folklórica argentina, en particular el folklore y la
música popular latinoamericana.
Su estilo musical combinaba la tradición folklórica con toques de
música latinoamericana, además incursionaba en géneros como la
canción protesta y la música de contenido social y político.
Las letras que cantaba Mercedes Sosa solían abordar temas como la
identidad cultural, la justicia social, la libertad, la esperanza y
las raíces latinoamericanas. Muchas de sus canciones eran
interpretaciones de poemas y textos de autores reconocidos como
Atahualpa Yupanqui, además otros poetas y compositores
comprometidos con causas sociales y culturales.
Trayectoria y Legado
La carrera musical de Mercedes Sosa es una historia de compromiso,
pasión y transformación que atravesó varias décadas y contextos
políticos, sociales y culturales. En 1959, lanzó su primer álbum
titulado
"La voz de la zafra", grabado el año anterior y
producido por RCA. Este disco fue producto de la insistencia del
músico Ben Molar, quien reconoció su talento y logró convencer a
los directivos del sello para realizar la grabación, aunque
inicialmente careció de una amplia difusión. El álbum contenía ocho
canciones de Matus-Tejada Gómez, entre ellas
"Los hombres del
río", "La zafrera", "El río y tú" y "Zamba de los humildes",
además de otras composiciones como
"Jangadero" de
Ramón Ayala y temas con letra de
Molar, reflejando un fuerte vínculo con las raíces culturales del
norte argentino y Paraguay.
Este primer trabajo anticipaba una línea estético-cultural que
sería claramente expresada con la fundación del Movimiento del
Nuevo Cancionero en 1963, del cual Mercedes fue una figura central
junto a Oscar Matus y Armando Tejada Gómez. Desde sus inicios,
Mercedes Sosa se caracterizó por su fidelidad a los principios del
movimiento, que buscaba integrar la música popular argentina con la
diversidad regional del país, promoviendo obras que expresaran la
realidad del pueblo, sin regionalismos cerrados ni
convencionalismos tradicionalistas. La unión de la voz de Mercedes
con las letras de Tejada Gómez y la música de Matus fue fundamental
para definir un nuevo concepto de folklore, que trascendía lo
regional para convertirse en un canto de identidad
latinoamericana.
A lo largo de los años, Mercedes Sosa se consolidó como la voz del
Nuevo Cancionero, un movimiento que pretendía renovar y revitalizar
el patrimonio musical de Argentina y América Latina. En 1965, lanzó
su segundo álbum,
"Canciones con fundamento", que aunque
inicialmente pasó inadvertido, se convirtió en un referente del
movimiento. Este disco fue un paso más en su compromiso con autores
jóvenes y formas musicales abiertas, integrando también géneros
como el rock, el tango y el pop en su repertorio. Su participación
en Cosquín 1965, donde fue presentada por Jorge Cafrune, marcó un
punto de inflexión en su carrera, permitiéndole alcanzar una mayor
visibilidad popular. La intervención de Cafrune y la transgresión
que representó su presentación en ese festival contribuyeron a su
consolidación como artista de repercusión nacional e
internacional.
El éxito fue creciendo con el tiempo y en 1966 lanzó Yo no canto
por cantar, su tercer álbum, que incluyó canciones emblemáticas
como
"Zamba para no morir" y
"Zamba azul". Este
disco le brindó la fama que nunca la abandonaría, y a partir de
entonces su carrera se expandió tanto en Argentina como en el
exterior. En 1967 realizó una gira exitosa por Estados Unidos y
Europa, consolidando su presencia internacional. En 1968 lanzó
"Con sabor a Mercedes Sosa", donde interpretó temas
dedicados a su tierra natal, Tucumán, además reafirmó su compromiso
con las raíces folklóricas.
Durante estos años, Mercedes Sosa también participó en producciones
que marcaron hitos en su carrera, como
"Mujeres
argentinas" (1969), donde interpretó canciones de Hamlet Lima
Quintana y Armando Tejada Gómez; y
"Cantata sudamericana"
(1972), que incluyó obras de Ariel Ramírez y Félix Luna. En 1970
grabó El grito de la tierra, donde incluyó
"Canción con
todos", considerado un himno no oficial de América Latina,
además canciones que reflejaban su conciencia social y política, en
un contexto de creciente represión en Argentina.
Su acercamiento a la música latinoamericana se profundizó con
tributos a figuras como
Violeta
Parra, cuyo homenaje en 1971 fue uno de sus discos más
destacados. Mercedes grabó el álbum Homenaje a Violeta Parra, que
la consagró como una intérprete comprometida con las causas
culturales y sociales de la región. La muerte de Violeta en 1967 y
la influencia de su obra marcaron profundamente a Mercedes, quien
veía en ella una inspiración y un ejemplo de canto comprometido y
revolucionario.
En los años setenta, Mercedes continuó consolidando su carrera con
discos como
"Hasta la victoria" (1972), que incluía temas
tradicionales y de protesta. En 1973 realizó su primera actuación
en España, en Barcelona, en un recital que fue prohibido por el
régimen franquista pero que movilizó a la audiencia hasta
emocionarla profundamente. Ese mismo año, grabó
"A que florezca
mi pueblo", un álbum en el que expresó su rechazo a la censura
y su compromiso con la lucha social, desde la clandestinidad y el
exilio. La dictadura militar en Argentina y la censura la obligaron
a exiliarse en 1979, primero en París y luego en Madrid, donde
continuó promoviendo la música latinoamericana y colaborando con
artistas de la región y del mundo.
Durante su exilio, Mercedes Sosa grabó obras fundamentales, como
Mercedes Sosa interpreta a
"Atahualpa Yupanqui" (1977) y
"Serenata para la tierra" (1979). En 1981, en Francia,
lanzó
"A quién doy", un álbum que reflejaba su dolor por
el exilio y su lucha por la libertad, con canciones como
"La
flor azul" y
"Cuando me acuerdo de mi país". En ese
período, también se acercó a géneros diversos y mantuvo un diálogo
abierto con el rock, el tango y otras expresiones artísticas, en
línea con los principios del Nuevo Cancionero.
El regreso a Argentina fue en 1982, tras la derrota en la Guerra de
Malvinas y el comienzo de la transición democrática. Mercedes
realizó una serie de recitales en el Teatro Ópera de Buenos Aires,
que se convirtieron en un acto de resistencia cultural contra la
dictadura. La apertura a diferentes géneros y artistas, como Charly
García, León Gieco y otros, marcó un momento de integración
artística y social en su carrera. En 1983, participó en el
Concierto por la Paz en Nicaragua y en la campaña contra la
dictadura en Chile, donde su figura se convirtió en un símbolo de
lucha y solidaridad latinoamericana.
Durante los años noventa, Mercedes Sosa fue reconocida mundialmente
como
"La Voz de América", actuando en escenarios
prestigiosos como el Lincoln Center, el Carnegie Hall, el Teatro
Colón y el Coliseo de Roma. En 1991, lanzó
"De mí", su
álbum número 30, con canciones que expresaban su compromiso social
y emocional. En 1992, tras la caída de Pinochet, volvió a Chile,
donde su presencia y su canto movilizaron a los públicos chilenos.
La artista continuó su labor artística y política, participando en
campañas por la paz, los derechos humanos y la cultura
latinoamericana.
En los años 2000, Mercedes siguió produciendo discos y realizando
giras internacionales. En 2005, lanzó
"Corazón libre", un
álbum que le valió premios Grammy y Gardel. En 2007, fue la figura
principal del Festival de la Democracia en Argentina. Sus últimos
años estuvieron marcados por una salud delicada, pero su compromiso
y su voz permanecieron intactos. En 2009, publicó
"Cantora", un álbum doble en homenaje a su trayectoria,
con duetos con destacados artistas iberoamericanos. En 2009,
recibió varias nominaciones y premios póstumos en los Grammys
Latino.
Muerte
Mercedes Sosa falleció a las 5:17 de la mañana del 4 de octubre de
2009 en el Sanatorio de la Trinidad, ubicado en el barrio de
Palermo, Buenos Aires. Tras haber ingresado el 18 de septiembre
debido a una disfunción renal que progresó a una falla
cardiorrespiratoria, su estado de salud se volvió crítico el 2 de
octubre. A partir de ese momento, su cuadro se agravó, siendo
inducida a un coma farmacológico; finalmente, su organismo no
resistió y perdió la vida esa madrugada.
Mercedes Sosa fue una figura fundamental en la música popular
latinoamericana, símbolo de resistencia, identidad y compromiso con
su pueblo, cuya influencia perdura en la historia cultural de
Argentina y América Latina. Dejó un legado imborrable como
intérprete de la música popular, defensora de los derechos humanos
y símbolo de resistencia cultural.
Su vida y obra continúan inspirando generaciones, consolidándose
como una de las voces más emblemáticas y universales del continente
americano.