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Búsquenme para desvencijar todo aquel celofán adornado infortunio. Mi pequeño febrero jamás es postrero ante tanta largueza de junio.
Si mis fuerzas no dan, intentando ser vela, realmente me vuelvo una carga. Sea mi hombro escalón pa' que se alce mejor, el ligero de vista más larga.
Que me encuentra el amanecer rasgada la piel junto al venturoso. Ampollados los pies, maltratado de sed, alma hirviente, sudoroso.
Que me sepa a su lado el guerrero de luz, el hambriento de vida, el más terco, el herido al azar o el que sabe caer, levantarse y seguir aun sin cuerpo.
Pero el muerto que cargue su elegida muerte, putrefacto que camina fuera del sepulcro. Pidiendo que otro cargue su masa inerte, quejumbroso, acusador como el insulto. El muerto se entierre con sus muertas partes. Su atraso y desenfoque, su ponzoña. Lo sé, pues de año en año también soy cadáver, me entierro y bajo tierra mi verdad, retoña, retoña.
No aprendí a anestesiar censores del alma que arden por desequilibrios. Si el acero no tiene razón, Alza el corazón su espada de vidrio.
Inspirado además por leyendas de mar, que escribieron los últimos náufragos. Sin la sucia secuela: "sálvese el que pueda", siquiera en el último párrafo.
Pero el muerto que cargue su elegida muerte, putrefacto que camina fuera del sepulcro. Pidiendo que otro cargue su masa inerte, quejumbroso, acusador como el insulto. El muerto se entierre con sus muertas partes. Su atraso y desenfoque, su ponzoña. Lo sé, pues de año en año también soy cadáver, me entierro y bajo tierra mi verdad, retoña, retoña, retoña, retoña....
Pero el muerto que cargue su elegida muerte, pidiendo que otro cargue su masa inerte. El muerto se entierre con sus muertas partes. Lo sé, pues de año en año también soy cadáver. Me entierro y bajo tierra mi verdad, retoña.
Letra de Sobre el Arte de Retoñar
Búsquenme para desvencijar todo aquel celofán adornado infortunio. Mi pequeño febrero jamás es postrero ante tanta largueza de junio.
Si mis fuerzas no dan, intentando ser vela, realmente me vuelvo una carga. Sea mi hombro escalón pa' que se alce mejor, el ligero de vista más larga.
Que me encuentra el amanecer rasgada la piel junto al venturoso. Ampollados los pies, maltratado de sed, alma hirviente, sudoroso.
Que me sepa a su lado el guerrero de luz, el hambriento de vida, el más terco, el herido al azar o el que sabe caer, levantarse y seguir aun sin cuerpo.
Pero el muerto que cargue su elegida muerte, putrefacto que camina fuera del sepulcro. Pidiendo que otro cargue su masa inerte, quejumbroso, acusador como el insulto. El muerto se entierre con sus muertas partes. Su atraso y desenfoque, su ponzoña. Lo sé, pues de año en año también soy cadáver, me entierro y bajo tierra mi verdad, retoña, retoña.
No aprendí a anestesiar censores del alma que arden por desequilibrios. Si el acero no tiene razón, Alza el corazón su espada de vidrio.
Inspirado además por leyendas de mar, que escribieron los últimos náufragos. Sin la sucia secuela: "sálvese el que pueda", siquiera en el último párrafo.
Pero el muerto que cargue su elegida muerte, putrefacto que camina fuera del sepulcro. Pidiendo que otro cargue su masa inerte, quejumbroso, acusador como el insulto. El muerto se entierre con sus muertas partes. Su atraso y desenfoque, su ponzoña. Lo sé, pues de año en año también soy cadáver, me entierro y bajo tierra mi verdad, retoña, retoña, retoña, retoña....
Pero el muerto que cargue su elegida muerte, pidiendo que otro cargue su masa inerte. El muerto se entierre con sus muertas partes. Lo sé, pues de año en año también soy cadáver. Me entierro y bajo tierra mi verdad, retoña.