Varias entidades de México prohíben la difusión de narcocorridos en
centros nocturnos y restaurantes por el clima de violencia que se
vive en el país. Culpables de este delito en lugares como Chihuahua
son sujetos a sanciones de hasta 330 mil pesos y podrían ser
encarcelados por 36 horas por difundir 'narcocorridos'.
Esta moda legal está causando un gran debate en la población que se
pregunta: ¿Qué nació primero, los narcocorridos o la violencia?
También se preguntan si dichas medidas verdaderamente bajan los
niveles de violencia, y si es así, ¿entonces porque no también
prohibir las narco novelas (como El Señor de los Cielos y Pablo
Escobar – El Patrón del Mal) en esas mismas entidades?
Los que apoyan la prohibición de los narco corridos dicen que es
porque envían un mensaje de una vida ilícita, decadente, denigrante
y hasta patética.
Los defensores de los narcocorridos alegan que los temas solo son
una reflexión de la realidad que se vive y que se concentran en un
aspecto secundario que no tiene incidencia real en la comisión de
asesinatos y otros crímenes. Además, apuntan a que sus esfuerzos
serian mejor enfocados en analizar las causas profundas que
alimentan la pobreza y la marginación y, por ende, las filas del
crimen organizado. El clima de violencia que enfrenta México está
más vinculado con el rechazo a la diversidad, pues si la sociedad
no está cohesionada, si el tejido social se ve debilitado, los
grupos sociales establecen diferencias y se estereotipan, hay
rechazo e intolerancia, lo que deja un espacio fértil a la
violencia.
Expertos legales también alegan que los argumentos del gobierno
para catalogar a los narcocorridos como apología del delito son
insostenibles, ya que ese fenómeno solamente ocurre cuando se
incita a la violencia de forma abierta, lo cual supuestamente no es
el caso de los narcocorridos porque solamente narran la realidad.
Aunque la libertad de expresión puede tener diversas restricciones
legítimas, la intención de prohibir este tipo de expresión
artística no está de acuerdo con los parámetros internacionales en
la materia, por lo que se trata de un acto de censura encubierta y
al prohibirlas el gobierno incurre en una violación a las garantías
individuales de sus ciudadanos. Además, insisten que con este tipo
de medidas, el gobierno solo intenta tapar el sol con un dedo,
evadiendo lo importante que verdaderamente tendrían que hacer para
frenar el narcotráfico y la violencia.
No queda duda que el debate sobre los narcocorridos seguirá
cobrando territorio, pero hay que analizarlo de una manera muy
objetiva. Es muy importante de examinar la raíz del problema y
todas sus verdaderas causas. Culpar la música sin examinar otros
elementos similares, como las narco novelas, la desigualdad y la
marginación, es solo buscar chivos expiatorios.