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Mi infancia fue un tiempo fugaz: mamá me dio la libertad, con seis años ya vagaba en la ciudad, de asombro en asombro: la iglesia, la tapia, la higuera, la acera que condujo al amigo al que aún retorno. Después la muerte de mi papá, y mi odio, mi ingreso en el reformatorio, ahora de eso no quiero hablar, prefiero evocar la niñez como esa etapa maravillosa, en la que uno comprende el lenguaje de todas las cosas. Y ahí conocí la soledad, que practico desde entonces como un rito a la beldad, y hoy soy rico de verdad, porque todo lo poco que gano lo gasto en comprar y comprar lingotes de tiempo y espacio. Si vas lejos, ve despacio, durante el camino pronto entenderás que la meta está en el propio cansancio, pues es la mayor certeza de vivir plenamente, descansa mejor el cansado, y así ha de llegar la muerte. Si preguntas qué es la vida respondo ‘un morir constante’; si preguntas qué es la muerte respondo ‘un nacer constante’; la existencia es un instante, pero el universo es infinito, amigo mío, por tanto, todo es importante: nada termina, somos un viaje de ida, el fin de vivir no es morir: es dejarse algo en la vida, para que otro llegue y descubra lo hermoso que es el milagro de vivir amando siendo amado a la vez. Y dile que el éxito no es destacar: sobresalir es desencajar, el triunfo es armonizar; transitar en silencio, pasar sin ser descubierto, jirones de tiempo, vivir en un ángulo muerto, sencillo y libre, y desde ahí contemplar la belleza y permanecer en ella el mayor tiempo posible. Porque al que no espera nada al final todo le llega, el mayor logro es el amor, el aplauso es un ruido que ciega. Hoy sólo pido que mi madre siga caminando, que mi hermana vuelva, que sonrían Emmanuel y Eduardo. Todavía me caigo pero me levanto enseguida, porque he encontrado al fin el sentido de la vida. ¿Os he hablado de María?: de noche duerme en mi regazo y al abrir mis ojos es un ángel que me guía. Y doy gracias a la vida: gracias por su amor y por cada nuevo sol en que me baño cada día. ¡Gracias!
Letra de Canción De Gratitud
CANCIÓN DE GRATITUD
Mi infancia fue un tiempo fugaz: mamá me dio la libertad, con seis años ya vagaba en la ciudad, de asombro en asombro: la iglesia, la tapia, la higuera, la acera que condujo al amigo al que aún retorno. Después la muerte de mi papá, y mi odio, mi ingreso en el reformatorio, ahora de eso no quiero hablar, prefiero evocar la niñez como esa etapa maravillosa, en la que uno comprende el lenguaje de todas las cosas. Y ahí conocí la soledad, que practico desde entonces como un rito a la beldad, y hoy soy rico de verdad, porque todo lo poco que gano lo gasto en comprar y comprar lingotes de tiempo y espacio. Si vas lejos, ve despacio, durante el camino pronto entenderás que la meta está en el propio cansancio, pues es la mayor certeza de vivir plenamente, descansa mejor el cansado, y así ha de llegar la muerte. Si preguntas qué es la vida respondo ‘un morir constante’; si preguntas qué es la muerte respondo ‘un nacer constante’; la existencia es un instante, pero el universo es infinito, amigo mío, por tanto, todo es importante: nada termina, somos un viaje de ida, el fin de vivir no es morir: es dejarse algo en la vida, para que otro llegue y descubra lo hermoso que es el milagro de vivir amando siendo amado a la vez. Y dile que el éxito no es destacar: sobresalir es desencajar, el triunfo es armonizar; transitar en silencio, pasar sin ser descubierto, jirones de tiempo, vivir en un ángulo muerto, sencillo y libre, y desde ahí contemplar la belleza y permanecer en ella el mayor tiempo posible. Porque al que no espera nada al final todo le llega, el mayor logro es el amor, el aplauso es un ruido que ciega. Hoy sólo pido que mi madre siga caminando, que mi hermana vuelva, que sonrían Emmanuel y Eduardo. Todavía me caigo pero me levanto enseguida, porque he encontrado al fin el sentido de la vida. ¿Os he hablado de María?: de noche duerme en mi regazo y al abrir mis ojos es un ángel que me guía. Y doy gracias a la vida: gracias por su amor y por cada nuevo sol en que me baño cada día. ¡Gracias!