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Señores, pido silencio y en el silencio atención que aquí los convoco yo a transitar la ternura de la historia simple y pura que voy a contarles yo. Al ritmo de cumbia suave que me marca la guitarra caminando por el alma hasta mi boca llegó esta narración de amor de desesperanza y sueños: la vida, pasión y vuelo de la abuelita Zenaida.
La conocí en Bogotá por las calles bogotanas vendiendo frutos maduros con su sonrisa cansada siempre en la boca un cigarro cigarro que ella se arma tan pequeñita, tan frágil que me dije: "cosa rara que camine y que no vuele" esta viejita Zenaida siempre al trotecito corto de hormiguita ciudadana no sé por qué la Zenaida en su andar, en su mirada me recordaba a mi abuela a mi abuelita Milagro que hacía el pan de la nada.
Casi niña quedó viuda con diez hijos a su cargo los fue criando a lo hombre duramente trabajando mientras ellos crecían ella se iba achicando. De los diez hijos que tuvo uno murió dos hay presos y los demás poco a poco se le fueron alejando uno a trabajar muy lejos y los demás, y los demás se casaron y así se quedó solita en su casita de barrio.
¡Cumbia! De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio arremolina su tabaco se va a vender frutos maduros Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia
Pasó el tiempo y con los años un nieto la visitaba era su nieto mayor su orgullo, sus ojos, su alma se parecía al abuelo y como él se llamaba Manuel como aquel Manuel que hizo mujer a Zenaida y que le sembró diez hijos y al que un día por bobadas se lo trajeron aún tibio muerto de una puñalada El nieto que era su orgullo cuando al ranchito llegaba la levantaba en sus brazos y le besaba las canas y le decía: "mi reina tú eres mi novia más cara" A veces venía picado de aguardiente y la obligaba a bailar con él la cumbia y la Zenaida bailaba Él se llamaba Manuel Manuel Hernández Peralta y era su orgullo, sus ojos el brote más lindo y bueno que le floreció a Zenaida él la obligaba a bailar y ella la cumbia bailaba.
Zenaida baila la cumbia
Pero un domingo que vino su Manuel a visitarla lo notó como distante no reía, no charlaba ni la invitó a bailar cumbia se quedó toda la tarde tendido sobre la cama recién al anochecer y cuando ya se marchaba le dijo dándole un beso: "Allí debajo la almohada le he dejado una cartita leala recién mañana." La volvió a besar muy fuerte y se alejó, lloviznaba La Zenaida no durmió no rezó, sólo fumaba y esperó el amanecer para así leer la carta que acariciaba en sus manos como si fueran los ojos del nieto hermoso del alma.
A lo lejos cantó un gallo y eso trae la mañana luego fueron las bocinas los carros y abrió la carta: "Abuelita: no se apene cuando usted lea esta carta yo habré salido a Miami en un barquito de carga a buscar otro destino quiero ver como sacarla de este tugurio del rancho porque a mí me parte el alma verla ya tan viejecita salir todas las mañanas a vender frutos maduros por las calles bogotanas yo parto con un amigo rece por él y por mi alma" Dobló la carta Zenaida armó y encendió un cigarro y se fue a vender sus frutos por las calles bogotanas
De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio arremolina su tabaco se va a vender frutos maduros Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia
Al poco tiempo Zenaida comenzó a recibir cartas: "2 de septiembre, New York, Abuelita mi vieja: rece mucho que a Dios gracias mis cosas andan muy bien y estoy ganando harta plata ya la imagino viviendo en un palacio rodeada de hermosas matas y flores tendidas sobre una hamaca mientras yo le doy mil besos dulce abuelita Zenaida" "Diciembre 5, Miami hoy pensé mucho en usted abuelita de mi alma las cosas marchan mejor pero a veces hay nostalgia cuando regrese le haré bailar la cumbia, mi alma Abuelita: he conocido a una muy linda muchacha yo sé que le va gustar, es caleña de nombre Ana yo le hablo mucho de usted de mi abuelita Zenaida que vende frutos maduros por las calles bogotanas."
Un atardecer de enero regresaba la Zenaida al ranchito del tugurio después de vender papaya y se acercó al mercadito a comprar para la cena unos pancitos calientes, panelita y unas papas En un diario de ese día le envolvieron lo comprado y al trotecito fumando bajo una suave llovizna llegó al tugurio Zenaida.
Llegó un poquito cansada encendió el fuego las velas que siempre la acompañaban fue a desenvolver el pan, la panelita, las papas cuando descubrió la foto que una página ocupaba del periódico que trajo del mercadito Zenaida. Ahí estaba su Manuel junto a una hermosa muchacha él tendido cara al cielo ella abrazaba una itaka y en la mano de Manuel otra arma se dibujaba La Zenaida se sentó se acomodó bien las gafas y leyó: " New York, New York - Manuel Hernández Peralta y Ana María Peralta dos jóvenes colombianos murieron esta mañana tras un duro enfrentamiento se los buscaba hace meses por traficar marihuana se resistieron y fueron acribillados a balas".
Zenaida pestañeó y volvió a leer más calma esta vez muy lentamente "Ana María Peralta..." musitó para sí "oh muchachito berraco se casa y no dice nada" Se sonrió, miró la foto "pero es linda la caleña es bonita la muchacha muchacho maleducado casarse y no decir nada" Luego recortó la foto la alisó sobre la almohada puso al fuego la panela guardó el pan, guardó las papas y se fue junto a la puerta a esperar mientras fumaba a que pasara la lluvia para ir a vender papaya.
Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia de la playa.
Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia.
Y esto que sigue, señores créanlo que es mi palabra resulta que una mañana vieron como la Zenaida se volaba, se volaba con la brisa se volaba. Se dice que el Dios obrero al que siempre ella rezaba un día tuvo deseos de comer una papaya que es ese fruto tan dulce que suele vender Zenaida Dicen que la llamó pero no murió Zenaida sino que se fue en el vuelo a llevarle una papaya y vi con mis propios ojos cómo las nubes cruzaba y allá a los lejos su hombre y su nieto la aguardaban y junto a ellos la caleña, Ana María Peralta eso lo vio este cantor que no miente cuando canta Adiós, mi Zenaida, adiós adiós, mi vieja Zenaida yo también me iré muy pronto al cielo a comer papaya...
¡Cumbia! De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio arremolina su tabaco se va a vender frutos maduros Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia
Letra de La Vieja Cenaida
Señores, pido silencio y en el silencio atención que aquí los convoco yo a transitar la ternura de la historia simple y pura que voy a contarles yo. Al ritmo de cumbia suave que me marca la guitarra caminando por el alma hasta mi boca llegó esta narración de amor de desesperanza y sueños: la vida, pasión y vuelo de la abuelita Zenaida.
La conocí en Bogotá por las calles bogotanas vendiendo frutos maduros con su sonrisa cansada siempre en la boca un cigarro cigarro que ella se arma tan pequeñita, tan frágil que me dije: "cosa rara que camine y que no vuele" esta viejita Zenaida siempre al trotecito corto de hormiguita ciudadana no sé por qué la Zenaida en su andar, en su mirada me recordaba a mi abuela a mi abuelita Milagro que hacía el pan de la nada.
Casi niña quedó viuda con diez hijos a su cargo los fue criando a lo hombre duramente trabajando mientras ellos crecían ella se iba achicando. De los diez hijos que tuvo uno murió dos hay presos y los demás poco a poco se le fueron alejando uno a trabajar muy lejos y los demás, y los demás se casaron y así se quedó solita en su casita de barrio.
¡Cumbia! De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio arremolina su tabaco se va a vender frutos maduros Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia
Pasó el tiempo y con los años un nieto la visitaba era su nieto mayor su orgullo, sus ojos, su alma se parecía al abuelo y como él se llamaba Manuel como aquel Manuel que hizo mujer a Zenaida y que le sembró diez hijos y al que un día por bobadas se lo trajeron aún tibio muerto de una puñalada El nieto que era su orgullo cuando al ranchito llegaba la levantaba en sus brazos y le besaba las canas y le decía: "mi reina tú eres mi novia más cara" A veces venía picado de aguardiente y la obligaba a bailar con él la cumbia y la Zenaida bailaba Él se llamaba Manuel Manuel Hernández Peralta y era su orgullo, sus ojos el brote más lindo y bueno que le floreció a Zenaida él la obligaba a bailar y ella la cumbia bailaba.
Zenaida baila la cumbia
Pero un domingo que vino su Manuel a visitarla lo notó como distante no reía, no charlaba ni la invitó a bailar cumbia se quedó toda la tarde tendido sobre la cama recién al anochecer y cuando ya se marchaba le dijo dándole un beso: "Allí debajo la almohada le he dejado una cartita leala recién mañana." La volvió a besar muy fuerte y se alejó, lloviznaba La Zenaida no durmió no rezó, sólo fumaba y esperó el amanecer para así leer la carta que acariciaba en sus manos como si fueran los ojos del nieto hermoso del alma.
A lo lejos cantó un gallo y eso trae la mañana luego fueron las bocinas los carros y abrió la carta: "Abuelita: no se apene cuando usted lea esta carta yo habré salido a Miami en un barquito de carga a buscar otro destino quiero ver como sacarla de este tugurio del rancho porque a mí me parte el alma verla ya tan viejecita salir todas las mañanas a vender frutos maduros por las calles bogotanas yo parto con un amigo rece por él y por mi alma" Dobló la carta Zenaida armó y encendió un cigarro y se fue a vender sus frutos por las calles bogotanas
De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio arremolina su tabaco se va a vender frutos maduros Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia
Al poco tiempo Zenaida comenzó a recibir cartas: "2 de septiembre, New York, Abuelita mi vieja: rece mucho que a Dios gracias mis cosas andan muy bien y estoy ganando harta plata ya la imagino viviendo en un palacio rodeada de hermosas matas y flores tendidas sobre una hamaca mientras yo le doy mil besos dulce abuelita Zenaida" "Diciembre 5, Miami hoy pensé mucho en usted abuelita de mi alma las cosas marchan mejor pero a veces hay nostalgia cuando regrese le haré bailar la cumbia, mi alma Abuelita: he conocido a una muy linda muchacha yo sé que le va gustar, es caleña de nombre Ana yo le hablo mucho de usted de mi abuelita Zenaida que vende frutos maduros por las calles bogotanas."
Un atardecer de enero regresaba la Zenaida al ranchito del tugurio después de vender papaya y se acercó al mercadito a comprar para la cena unos pancitos calientes, panelita y unas papas En un diario de ese día le envolvieron lo comprado y al trotecito fumando bajo una suave llovizna llegó al tugurio Zenaida.
Llegó un poquito cansada encendió el fuego las velas que siempre la acompañaban fue a desenvolver el pan, la panelita, las papas cuando descubrió la foto que una página ocupaba del periódico que trajo del mercadito Zenaida. Ahí estaba su Manuel junto a una hermosa muchacha él tendido cara al cielo ella abrazaba una itaka y en la mano de Manuel otra arma se dibujaba La Zenaida se sentó se acomodó bien las gafas y leyó: " New York, New York - Manuel Hernández Peralta y Ana María Peralta dos jóvenes colombianos murieron esta mañana tras un duro enfrentamiento se los buscaba hace meses por traficar marihuana se resistieron y fueron acribillados a balas".
Zenaida pestañeó y volvió a leer más calma esta vez muy lentamente "Ana María Peralta..." musitó para sí "oh muchachito berraco se casa y no dice nada" Se sonrió, miró la foto "pero es linda la caleña es bonita la muchacha muchacho maleducado casarse y no decir nada" Luego recortó la foto la alisó sobre la almohada puso al fuego la panela guardó el pan, guardó las papas y se fue junto a la puerta a esperar mientras fumaba a que pasara la lluvia para ir a vender papaya.
Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia de la playa.
Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia.
Y esto que sigue, señores créanlo que es mi palabra resulta que una mañana vieron como la Zenaida se volaba, se volaba con la brisa se volaba. Se dice que el Dios obrero al que siempre ella rezaba un día tuvo deseos de comer una papaya que es ese fruto tan dulce que suele vender Zenaida Dicen que la llamó pero no murió Zenaida sino que se fue en el vuelo a llevarle una papaya y vi con mis propios ojos cómo las nubes cruzaba y allá a los lejos su hombre y su nieto la aguardaban y junto a ellos la caleña, Ana María Peralta eso lo vio este cantor que no miente cuando canta Adiós, mi Zenaida, adiós adiós, mi vieja Zenaida yo también me iré muy pronto al cielo a comer papaya...
¡Cumbia! De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio De mañanita la Zenaida sale temprano del tugurio arremolina su tabaco se va a vender frutos maduros Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia Ah viejita del manglar hormiga de ciudad tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa tu fruta me sabe a cumbia cumbia, cumbia de la playa Zenaida baila la cumbia Zenaida baila la cumbia