Tras la muerte de Robin Williams, se dio a conocer por medio de su esposa Susan Schneider, que el actor padecía de una terrible enfermedad. Schneider aseguró que Robin estaba en la etapa inicial de la enfermedad de Parkinson, además preciso que lidiaba con sus adicciones y que siempre trató de encontrar felicidad al hacer reír a la gente.
En la confesión Susan Schneider expresó: "La sobriedad de Robin estaba intacta y fue valiente mientras lidió contra sus propias batallas de depresión, ansiedad; así como las etapas iniciales de la enfermedad de Parkinson, de la que aún no estaba listo para hablar públicamente”.
Sin embargo, la esposa de Robin indicó que el gran legado del actor se refleja en las innumerables películas que realizó: "Robin pasó mucho tiempo de su vida ayudando a otros. Ya sea entreteniendo a millones en escena, cine o televisión, a nuestras tropas en el frente o reconfortando a un niño enfermo. Robin quería que riéramos y nos sintiéramos menos asustados".