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Con la fragancia Del mastranto sabanero Viene un llanero Del potrero a la majada Él no es poeta No escribe ni hace canciones Pero es un hombre Con la llanura arraigada
En el concierto Del pisar de su caballo En pleno mayo Da un suspiro en la enramada Sintiendo al llano Completo a cinco sentidos Y en sus latidos Va sintiendo una tonada
Comienza a lloverle un verso Y en medio de su embeleso Sintiendo en su cara el viento Va poniendo su mirada En el pajonal sediento Que le está confiando al tiempo Su destino polvoriento Esperando una regada
El cielo se enrumazona Porque el tiempo no perdona Y el llanero es la persona Perfectamente indicada Para cantar poesías Vestidas con melodías De tristezas y alegrías Sobre la tierra mojada
Cuando el oleaje del viento Marca del agua la entrada Se inunda su pensamiento De las costumbres pasadas Donde con seiscientas reses Los cantos de la peonada Del horizonte silente Parecía que se abrazaban
La palma sobre el estero Con elegancia posada Le decían a los llaneros Con sus trochas trasnochadas Que al paso real ganadero Un par de leguas faltaba Y lágrimas a sus ojos De pronto hicieron llegada
Y se sintió el más poeta De nuestra tierra adorada
Aquel llanero Vive su ensueño sin prisa Y se le atiza Su canción recién creada Ella se anida Del lado izquierdo del pecho Y al sentimiento Va pidiéndole posada
Chilla la soga Que sirve de colgadero Y en el estero Se divisa la vacada Buscando el rumbo Que marca el viejo matrero Pitío cerrero Que hace sentir su llamada
El viento con la llovizna En el cielo forma un prisma Y un arcoíris que abisma La vista de la enramada Y el llanero en su sonrisa Oye una copla sumisa Sintiendo que la improvisa Con la voz entrecortada
La lluvia lo está mojando Y en la piel le están brotando Los retoños de un parrando Con un arpa bien tocada Donde se está imaginando Con un contrario versando Y con versos conquistando El amor de su adorada
El zaino suelta un relincho Viendo a la potra pintada El hombre viendo su ahínco Ve su estampa reflejada Porque llanero y caballo Son dos estampas sagradas Uno es llano en pleno mayo Otro es llanura quemada
Llano de los mil caminos Nunca te cambio por nada En ti crecí peregrino En tu tierra dibujada Por ti agradezco al supremo Esta melodía soñada Que me ha bajado del cielo Como luz de la alborada